De bien nacido es ser agradecido
Lucas 17, 11-19
EVANGELIO EN NUESTRA COYUNTURA
Nóbel de la paz para María Corina Machado
Es una de las noticias más gratas del último tiempo, porque allá en Venezuela, no muy lejos de nuestras fronteras, late el testimonio, resistencia y lucha de todo un pueblo que hace frente a un régimen prepotente y abusivo que pisotea los más elementales derechos de las personas. El nóbel de la paz pertenece a este pueblo y se alza como un enorme símbolo de esperanza que clama por la liberación y dignidad de esta nación hermana. Dios no se olvida de su pueblo.
Nueva dirigencia de la Central Obrera Boliviana
La elección ha recaído en Mario Argollo, otro representante del sector minero. Más allá de un contexto en el que pugnan todo tipo de intereses, legítimos e ilegítimos, el cambio hace abrigar esperanzas. Bolivia necesita una verdadera renovación en la dirigencia obrera, una que sepa mirar y actuar más allá de los vicios de un sindicalismo autoritario, corrupto y prebendalista; una dirigencia más corresponsable y propositiva, comprometida con la situación y tareas que demanda el futuro inmediato de nuestro país.
¿Quién debe gobernar Bolivia?
La situación actual requiere un gobernante con vocación de servicio, alguien que tenga claridad y valentía para señalar los problemas de fondo, un gobernante que identifique, sin vacilaciones, a los responsables del colapso económico, político y moral de la nación, estableciendo sanciones y asegurando el resarcimiento de daños. Un presidente que indique el camino a seguir, alguien que devuelva la confianza y la dignidad de las principales instituciones del Estado como la justicia, la educación y la salud. Alguien que, con su propio testimonio, muestre el sentido de vivir en austeridad, pero con justicia social.
Inseguridad ciudadana, socapada por la ignominia y el anonimato
No transcurre un solo día en nuestra amada patria sin que alguien, menor o mayor, mujer o varón, rico o pobre, sea agredido, herido o asesinado por intereses mezquinos. Los responsables son seres humanos indignos, cobardes y miserables que, tarde o temprano rendirán cuentas. La justicia humana debe mejorar, erradicando la corrupción cómplice y sentando verdaderos precedentes. Mientras tanto la justicia divina no claudica.
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