El valor de la CONFIANZA

Por:
José H. Rivera, comunicador social.
JHRF 02.04.2020. Se pueden imaginar un mundo en el que nadie confía en nadie, en el que todos dudan de todos y se muestran susceptibles y temerosos siempre. La convivencia sería imposible y no podríamos construir nada, porque estaríamos paralizados por el miedo. La idea que quiero compartir hoy con ustedes es que sólo la confianza construye algo, la desconfianza cierra puertas y aumenta las distancias.
Aclaro que no hablo de la desconfianza natural que apoya nuestra seguridad en lugares desconocidos o con personas peligrosas. Quiero hablar del valor de la confianza en la relación cotidiana con las personas, en nuestra familia, en el trabajo o en la comunidad a la que pertenecemos.
Confiar, creer en alguien es una decisión consciente, es ejercicio de nuestra voluntad. Y, por supuesto, es un riesgo que decides correr. Brindar confianza es un acto de fe, no depende de la otra persona, sino de ti mismo que decides creer en la otra persona a pesar de los riesgos. Además, si somos sinceros, debemos reconocer que sólo la confianza conecta con el interior de una persona y genera un compromiso mutuo.
He perdido la cuenta de las veces que me han podido engañar o abusar de la confianza que he brindado, pero puedo decirles también que eso no me ha desanimado, porque ha sido más la alegría de la respuesta de adhesión y apoyo que he recibido.
Puedo respaldar mi apuesta por la confianza desde dos experiencias concretas: mi familia y el trabajo. Con mi esposa llevamos 27 años de matrimonio que no hubieran sido posibles sin la confianza mutua que cada día debemos cuidar y renovar. Con mis tres hijos: María José (25), Luis Francisco (22) y María Carolina (19), únicos y hermosos, sé que van adelante porque reafirmamos constantemente nuestra confianza mutua.
En el trabajo, hace poco he completado un ciclo de 30 años de servicio a cargo de un equipo de 10 personas. No he permanecido allá por casualidad, me han brindado confianza y he devuelto confianza. Desde esa experiencia puedo asegurar que no hay nada más efectivo que creer en la otra persona. Los controles de asistencia y otros recursos administrativos son importantes, pero no se comparan con la efectividad de la confianza. No he sido inmune a los engaños y abusos, pero, una vez más, no se comparan con la satisfacción de la lealtad y apoyo que he recibido. Pude despedirme de mi equipo asegurándoles que no dejé de creer en cada uno de ellos, llevo conmigo esa satisfacción.
Por supuesto no es fácil confiar de verdad en alguien. El mundo abunda en motivos de desconfianza, cada día, cada hora, cada minuto. Y eso mismo nos deshumaniza y aleja a unos de otros con la misma velocidad. 
Por eso creo que es surgente renovar la fe en el ser humano, porque no hay otro camino que nos permita crecer juntos con libertad y dignidad. Sólo la verdadera confianza permite construir algo, la desconfianza no construye nada. Invito a cada uno de ustedes a acoger este reto de fe, estoy seguro de que no se arrepentirán. Muchas gracias.


José Howard Rivera Fernández
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